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go, porque pienso volverme esta tarde. A lo que dijo el cura:

1 —Vuesa merced se vendrá á hacer penitencia conmigo, que la señora Teresa más tiene voluntad que alhajas para servir á tan buen huésped.

Rehusólo el paje: pero en efecto lo hubo de conceder por su mejora, y el cura le llevó consigo de buena gana, por tener lugar de preguntarle despacio por don Quijote y sus hazañas. El bachiller se ofreció de escribir las cartas á Teresa de la respuesta; pero ella no quiso que el bachiller se metiese en sus cosas, que le tenía por algo burlón, y así dió un bollo y dos huevos á un monacillo que sabía escribir, el cual le escribió dos cartas, una para su marido, y otra para la duquesa, notadas de su mismo caletre, que no son las peores que en esta grande historia se ponen, como se verá adelante.

CAPITULO LI

Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos.

Amaneció el día que se siguió á la noche de la ronda del gobernador, la cual el maestresala pasó sin dormir ocupado el pensamiento en el rostro, brío y belleza de la disfrazada doncella, y el mayordomo ocupó lo que della faltaba en escribir á sus señores lo que Sancho Panza hacía y decía, tan admirado de sus hechos como de sus dichos, porque andaban mezcladas sus palabras y sus acciones con asomos discretos y tontos. Levantóse en fin el señor gobernador, y por orden del doctor Pedro Recio le hicieron desayunar con un poco de