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comenzar á ser venturosas (y como yo he oído decir muchas veces á tu buen padre, que así como lo es tuyo lo es de los refranes), cuando te dieren la vaquilla, corre con la soguilla; cuando te dieren un gobierno, cógele; cuando te dieren un condado, agárrale, y cuando te hicieren tus tus con alguna buena dádiva, envásala: no sino dormíos, y no respondáis á las venturas y buenas dichas que están llamando á la puerta de nuestra casa.

—¿Y qué se me da á mí, añadió Sanchica, que diga el que quisiere cuando me vea entonada y fantasiosa: vióse el perro en bragas de cerro, y lo demás? Oyendo lo cual el cura, dijo:

—Yo no puedo creer sino que todos los deste linaje de los Panzas nacieron cada uno con un costal de refranes en el cuerpo: ninguno dellos he visto que no los derrame á todas horas y en todas las pláticas que tienen.

—Así es la verdad, dijo el paje, que el señor gobernador Sancho á cada paso los dice; y aunque muchos no vienen á propósito, todavía dan gusto, y mi señora la duquesa y el duque los celebran mucho.

—¿Que todavía se afirma vuesa merced, señor mío, dijo el bachiller ser verdad esto del gobierno de Sancho, y de que hay duquesa en el mundo que le envíe presentes y le escriba? porque nosotros, aunque tocamos los presentes, y hemos leído las cartas, no lo creemos, y pensamos que esta es una de las cosas de don Quijote nuestro compatriota, que todas piensa que son hechas por encantamento; y así estoy por decir que quiero tocar y palpar á vuesa merced por ver si es embajador fantástico, ó hombre de carne y hueso.

—Señores, yo no sé más de mí, respondió el pa-