Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/213

Esta página no ha sido corregida
— 209 —

es que sé muy bien á Miguel Turra, y que no está muy lejos de mi pueblo.

—Es pues el caso, señor, prosiguió el labrador, que yo por la misericordia de Dios soy casado en paz y en haz de la santa Iglesia católica romana :

tengo dos hijos estudiantes, que el menor estudia para bachiller, y el mayor para licenciado: soy viudo, porque se murió mi mujer, ó por mejor decir, me la mató un mal médico, que la purgó estando preñada, y si Dios fuera servido que saliera á luz el parto, y fuera hijo, yo le pusiera á estudiar para doctor, porque no tuviera envidia á sus hermanos el bachiller y el licenciado.

—De modo, dijo Sancho, que si vuestra mujer no se hubiera muerto ó la hubieran muerto, vos no fuérades agora viudo.

—No, señor, en ninguna manera, respondió el labrador.

—Medrados estamos, replicó Sancho; adelante, hermano, que es hora de dormir más que de negociar.

—Digo pues, dijo el labrador, que este mi hijo que ha de ser bachiller, se enamoró en el mesmo pueblo de una doncella llamada Clara Perlerina, hija de Andrés Perlerino, labrador riquísimo; y este nombre de Perlerines no les viene de abolengo ni otra alcurnia, sino porque todos los de este linaje son perláticos, y por mejorar el nombre los llaman Perlerines, aunque si va á decir la verdad, la doncella es como una perla oriental, y mirada por el lado derecho parece una flor del campo; por el izquierdo no tanto, porque le falta aquel ojo, que se le saltó de viruelas; y aunque los hoyos del rostro son muchos y grandes, dicen los DON QUIJOTE .—14 TOMO III

VOL . 317