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»faldi, por otro nombre llamada la Dueña Dolori»da, y compañía, con sólo intentarla.

»Malambruno se da por contento y satisfecho »á toda su voluntad, y las barbas de las dueñas »ya quedan lisas y mondas, y los reyes don Cla»vijo y doña Antonomasia en su pristino estado; »y cuando se cumpliere el escuderil vápulo, la »blanca paloma se verá libre de los pestíferos »girifaltes que la persiguen, y en brazos de su »>querido arrullador, que así está ordenado por »>el sabio Merlín, protoencantador de los encanta»dores.» Habiendo pues don Quijote leído las letras del pergamino, claro entendió que del desencanto de Dulcinea hablaban, y dando muchas gracias al cielo de que con tan poco peligro hubiese acabado tan gran fecho, reduciendo á su pasada tez los rostros de las venerables dueñas, que ya no parecían, se fué adonde el duque y la duquesa aún no habían vuelto en sí, y trabando de la mano al duque le dijo:

—Ea, buen señor, buen ánimo, buen ánimo, que todo es nada, la aventura es ya acabada sin daño de barras, como lo muestra claro el escrito que en aquel padrón está puesto.

El duque poco a poco, y como quien de un pesado sueño recuerda, fué volviendo en sí, y por el mismo tenor la duquesa y todos los que por el jardín estaban caídos, con tales muestras de maravilla y espanto, que casi se podían dar á entender haberles acontecido de veras lo que tan bien sabían fingir de burlas. Leyó el duque el cartel con los ojos medio cerrados, y luego con los brazosabiertos fué á abrazar á don Quijote, diciéndole ser el más buen caballero que en ningún siglo se