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L 103como lo es el de los otros géneros de caza, escepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores. Así que, oh Sancho, mudad de opinión, y cuando seáis gobernador ocupáos en la caza, y veréis cómo os vale un pan por ciento.

1 —Eso no, respondió Sancho, el buen gobernador la pierna quebrada y en casa: bueno sería que viniesen los negociantes á buscarle fatigados, y él estuviese en el monte holgándose: así enhoramala andaría el gobierno. Mía fe, señor, la caza y los pasatiempos más han de ser para los holgazanes que para los gobernadores; en lo que yo pienso entretenerme es en jugar al triunfo envidado las pascuas, y á los bolos los domingos y fiestas, que esas cazas ni cazos no dicen con mi condición ni hacen con mi conciencia.

—Plega á Dios, Sancho, que así sea porque del dicho al hecho hay gran trecho.

—Haya lo que hubiere, replicó Sancho, que al buen pagador no le duelen prendas; y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga; tripas llevan pies, que no pies á tripas; quiero decir, que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte; no sino póngame el dedo en la boca, y verán si aprieto ó no.

—Maldito seas de Dios y de todos sus santos, Sancho maldito, dijo don Quijote; y cuando será el día, como otras muchas veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada. Vuestras grandezas dejen á este tonto, señores míos, que les molerá las almas, no sólo puestas entre dos, sino entre dos mil refranes traí-