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El hombre mediocre

do no á simples desequilibrados intelectuales que son «imbéciles con la librea del genio». Estos personajes, que viven á horcajadas sobre el muro que separa la cárcel del manicomio, son la antítesis misma del talento y del genio; su deficiente moralidad es uno de tantos estigmas de su desequilibrio.

Los hombres como Sarmiento pueden caldearse por la excesiva función que desempeñan; los ignorantes confunden su pasión con la locura. Pero juzgados en la evolución de las razas y de los grupos sociales, ellos se presentan como casos de perfeccionamiento activo, en beneficio de la civilización y de la especie. El devenir humano sólo aprovecha de los originales; se opera entre individuos diferenciados. El desenvolvimiento de una personalidad genial es una simple variación sobre los caracteres adquiridos por el grupo social; gracias á ella aparecen nuevas y distintas energías, que son el comienzo de líneas de divergencia y sirven de materia á la selección natural. La desarmonía de un Sarmiento es un progreso; sus discordancias son rebeliones á las rutinas de los mediocres.

Cualquier sentido se de á la palabra, locura implica siempre disgregación, desequilibrio, solución de continuidad. Con breve razonamiento refutó Bovio á la escuela psiquiátrica. El genio se abstrae; el alienado se distrae. La abstracción ausenta de los demás; la distracción ausenta de sí mismo. Cada proceso ideativo es una serie. En cada serie hay un término medio y un proceso lógico