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El hombre mediocre

En sus capas primitivas y fundamentales yacen las inclinaciones recibidas hereditariamente de los antepasados: la «mentalidad de la especie». En las capas medianas encuéntranse las sugestiones educativas de la sociedad: la «mentalidad social». En las capas superiores florecen las variaciones y perfeccionamientos recientes de cada uno, los rasgos personales que no son patrimonio colectivo: la «mentalidad individual».

Así como en las formaciones geológicas las sedimentaciones más profundas contienen los fósiles más antiguos, las primitivas bases de la personalidad individual guardan celosamente el capital común á la especie y á la sociedad. Cuando los estratos recientemente constituidos van desapareciendo por obra de la vejez, el psicólogo comienza á descubrir la mentalidad del mediocre, del niño y del salvaje, cuyas vulgaridades, simplezas y atavismos reaparecen á medida que las canas van reemplazando á los cabellos.

Inferior, mediocre ó superior, todo hombre adulto atraviesa un período estacionario, durante el cual perfecciona sus aptitudes adquiridas, pero no adquiere nuevas. Más tarde la inteligencia entra á su ocaso.

Las funciones del organismo empiezan á decaer á cierta edad. Esas declinaciones corresponden á inevitables procesos histológicos de regresión orgánica. Las funciones mentales, lo mismo que las otras, decaen cuando comienzan á enmohecerse los engranajes celulares de nuestros centros nerviosos.