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El hombre mediocre

convertirse en arquetipos de la masa amorfa, prohombres entre sus iguales; pero mueren con ellos. Los genios, los santos y los héroes desdeñan toda sumisión al presente, puesta la proa hacia un remoto ideal: resultan prohombres en la historia.

La integridad moral y la excelencia de carácter son virtudes estériles en los ambientes mediocres, más asequibles á los apetitos del doméstico que á las altiveces del digno: en ellos se incuba el éxito. La gloria es póstuma; nunca ciñe de laureles la sien del que se ha complicado en las rutinas de su tiempo; tardía á menudo, aunque siempre segura, suele ornar las frentes de cuantos miraron al porvenir y sirvieron á un ideal, practicando aquel lema que asumió el ginebrino: vitam impendere vero.