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+ * Cap. III .

LOS VALORES MORALES

L. La moral de Tarfuto. — II . El hombre honesto. — IIL Los tránsfugas de la honestidad.—IV . Función social de la vir tud. V. La pequeña virtud y el talento moral. VI . El genio moral: la santidad.

I. LA MORAL DE TARTUFO

La hipocresía, es el arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar a éste y de coraje para asumir su responsabilidad. Es el guano que fecundiza los temperamentos vulgares, permitiéndoles prosperar en la mentira; como esos árboles cuyo ramaje es más frondoso cuando crecen a inmediaciones de las ciénagas.

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Hiela, donde ella pasa, todo noble germen de ideal: zarzagán del entusiasmo. Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles.

Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación.

Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, escamotean vocablos ambiguos, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman con afelpada suavidad. Nunca lucen un galardón inconfundible: cierran todas las rendijas de su espíritu por donde po.