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El hombre mediocre

fianza que suele rodear a los caracteres originales: nada parece tan peligroso como un hombre que aspira a pensar con su cabeza.

Podemos recapitular. Considerando a cada individuo con relación a su medio, tres elementos concurren a formar su personalidad: la herencia biológica, la imitación social y la variación individual.

Todos, al nacer, reciben como herencia de la especie los elementos para adquirir una personalidad específica, insuficiente para adaptarlos a la mentalidad social.

El hombre inferior es un animal humano; en su menta lidad enseñoréanse las tendencias instintivas condensadat por la herencia y que constituyen el "alma de la especie.

Su ineptitud para la imitación le impide adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel corriente, viviendo por debajo de la moral o de la cultura dominantes, y en muchos casos fuera de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los demás y compartir las rutinas comunes.

Los más, mediante la educación imitativa, copian de las personas que los rodean una personalidad social perfectamente adaptada.

El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y está perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. Así como el inferior hereda el "alma de la especie", el mediocre adquiere el "alma de la sociedad".

Su característica es imitar a cuantos le rodean: pensar con cabeza ajena y ser incapaz de formarse ideales propios.

Una minoría, además de imitar la mentalidad social, adquiere variaciones propias, una personalidad individual, netamente diferenciada.

El hombre superior es un accidente provechoso para la volución humana. Es original e imaginativo, desadaptándose del medio soci il en la medida de su propia variación.