Página:El hombre mediocre. Sexta edición (1926).pdf/14

Esta página no ha sido corregida
10
José Ingenieros

Responden ellas al objeto de aumentar su claridad, especialmente en lo que constituye su doctrina moral, tornándola más accesible a los jóvenes comprensivos e ilustrados para quienes fueron dichas las lecciones.


El autor de este libro se propuso estigmatizar las funestas lacras morales que se llaman rutina, hipocresía y ser. vilismo, deseando ser útil a los jóvenes que, estando en edad propicia para evitarlas, pueden formarse ideales y ennoblecer su vida; tiene ya sobradas muestras de que su esfuerzo no fué. estéril: Pero más que en la eficacia de su palabra, ha creído en la de su ejemplo: desde que pronunció en la cátedra estas lecciones-terminando su "carrera" exterior a una edad en que otros se preparan a comenzarla-ha vivido conforme a sus corolarios, renunciando a beneficiarse de complicidades y costumbres que considera nocivas. Se ha dicho, con rigurosa verdad, que los más despreciables sujetos son los predicadores de moral que no ajustan su conducta a sus palabras. Sabe el autor que muy pocos moralistas podrían escribir esto mismo sin que les temblara el pulso.


Aunque el lenguaje del libro suele apartarse de la disciplina científica del autor, ha sido, para éste, una admonición permanente para vivir conforme a los principios de moral estoica, que tiene por mejores. Mirando la dignidad en la cima de las virtudes humanas, ha puesto creciente empeño en la conquista de su personalidad interior, por el trabajo y por el estudio, fuentes de libertad y de optimismo. Como escritor, prefiere un solo convencido a cien admiradores literarios; sería feliz si algún joven, por la lectura de estas páginas, se propusiera ser, simplemente, el más virtuoso de sus contemporáneos.

Enero, 1917.