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Brobov vió llegar, detrás del de Kvachnin, dos coches que conducían a la familia Zinenko. Nina venía en el primero, vestida con un ligero traje color pálido, con finos encajes en lo alto del cuerpo entreabierto, un ancho sombrero italiano y un ramo de rosas de te. Le pareció más pálida y más seria que de costumbre.

Nina vió de lejos a Bobrov, que estaba en las gradas de la escalera; pero contra lo que éste esperaba, no le dirigió una larga mirada significativa. Por el contrario, al ingeniero le pareció que Nina volvía la cabeza a propósito. Y cuando se dirigió apresuradamente al coche, para ayudarla a descender, ella bajó sola por el otro lado, como queriendo evitar su ayuda.

Bobrov tenía el corazón oprimido y sintió una gran amargura. Pero trató inmediatamente de dominarse. "Pobre niña!—se dijo—, probablemente está avergonzada de su amor y de su decisión.

Prefiere ocultarlo celosamente a estas gentes incapaces de comprenderlo. ¡Oh, santa ingenuidad!" Estaba seguro de que Nina encontraría, como la vez pasada, en la estación, una coyuntura paraacercarse a él y cambiar algunas palabras. Pero, probablemente, estaba demasiado entretenida con el incidente entre Kvachnin y las mujeres de los obreros, y no se daba prisa a acercarse. Ni una sola vez volvió la cabeza ni le miró. Bobrov se sintió de pronto muy desgraciado. Negros pensamientos invadieron su mente.

Después de una corta vacilación, se decidió a