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VII

63 El comienzo de los trabajos de construcción y la inauguración del nuevo alto horno tuvieron lugar a los cuatro días de la llegada de Kvachnin.

Se quiso dar un carácter solemne a aquellos dos acontecimientos y se repartieron invitaciones impresas a las fábricas metalúrgicas vecinas, Krutogórsky, Voróninsky y Kursky.

Al día siguiente de la llegada de Kvachnin, vinieron otros dos miembros del Consejo de administración, cuatro ingenieros belgas y muchos grandes accionistas. Entre el personal circuló el rumor de que la administración había votado dos mil rublos para un banquete; pero, en realidad, todos los gastos en vinos y provisiones fueron de cuenta de los contratistas de las construcciones.

La fiesta fué favorecida por un día espléndido, uno de esos días claros de otoño, en que el cielo es profundamente azul y el aire fresco tiene fragancias de vino generoso y añejo.

Los pozos cuadrados, que se habían hecho para poner los cimientos de las construcciones nuevas, estaban rodeados de una masa compacta de obreros. En medio de este muro viviente, al extremo de uno de los fosos, una sencilla mesa blanca, cubierta con un tapete. sostenía un evangelio, una cruz y una pila con agua bendita. El pope, revestido con los ornamentos sagrados, estaba un poco más lejos, al frente de un grupo de quince obreros que, para esta ocasión, desempeñaban el