Página:El dios implacable - Kuprin (1919).pdf/47

Esta página no ha sido corregida
43
 

su ejemplo. Sí, verdaderamente, ustedes los ingenieros son de una gran utilidad.

A estas palabras, Bobrov saltó furioso y se sentó en la cama.

—¿Habla usted de nuestra utilidad?—exclamó.

¡Sí que está bueno! Para ponerse al tanto del bien que hacemos a los trabajadores, voy a citarle algunos datos estadísticos muy concluyentes.

Escúcheme bien.

Y comenzó su exposición con voz doctoral y metódica, como si estuviera en la cátedra:

—Está probado que el trabajo en las minas, en las explotaciones metalúrgicas y en la fábricas, acorta las vidas obreras en una cuarta parte. Naturalmente, no hablo de las catástrofes, los accidentes, etc., que son bastante frecuentes y cuestan millares de existencias humanas. Como médico, usted debe saber mejor que yo, qué estragos hacen, entre los desgraciados esclavos del trabajo, la sífilis, el alcohol, la vida en condiciones abominables, en barracas antihigiénicas, en el subsuelo... Espere usted un momento antes de contestar. Dígame, ¿ha visto usted entre los obreros, muchos que hayan pasado de los cuarenta o los cuarenta y cinco años? Yo no los he visto. En otros términos, esto quiere decir que un obrero sacrifica al capitalista tres meses de su vida al año, una semana al mes, o, más claramente, "seis horas" al día. Pero oiga lo que le voy a decir aún.

Aquí en la fábrica, con los seis altos hornos, daremos pronto trabajo a treinta mil obreros. El zar