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serena, ia presencia de una joven amada, una encantadora conversación sencilla, las leves discordias, seguidas de caricias... ¡Dios mío! ¡No es todo esto lo que hace la vida feliz?..." Entró en el salón, alegre, atento, casi triunfante. Sus ojos se encontraron con los de Nina, y leyó en ellos una tierna respuesta a sus pensamientos. "¡Será mi mujer!, se dijo con una alegría tranquila.

En el salón se hablaba de Kvachnin. La señora Zinenko, llenando la habitación con su fuerte voz, decía que pensaba llevar a "sus hijitas" a la estación para recibir a aquel personaje.

—Es muy probable que quiera venir a visitarnos. Por lo menos, hace ya un mes que me anunciaron su llegada en una carta de la sobrina del marido de mi prima Lisa Belokonskaya...

—¿Es aquella misma Belokonskaya, cuyo hermano está casado con la princesa Mujovetsky?preguntó el señor Zinenko, que no dejaba nunca de hacer la misma pregunta.

—¡Claro que sí, la misma! Es parienta lejana de Stremoujov, a quien tú conoces. Así, pues, Lisa Belokonskaya me escribió que había trabado conocimiento con Kvachnin en una fiesta de sociedad y que le había recomendado que nos visitara cuando viniera aquí.

—Pero crees que podremos recibirle como es debido, Ninsia?—preguntó con inquietud Zinenko a su mujer.

¡Me hace gracia eso que dices, amigo mío!

EL DIOS 3