Página:El dios implacable - Kuprin (1919).pdf/27

Esta página no ha sido corregida
23
 

dida y rizada cabellera. Los padres tenían puestas en Nina todas sus esperanzas y se lo permitían todo; devoraba bombones glotonamente, ceceaba al hablar y se vestía mejor que sus hermanas.

La más pequeña, Kasia, tenía catorce años, pero era una chiquilla fenomenal, por su elevada estatura: su cabeza era más grande que la de su madre y su cuerpo más macizo aún que los de sus hermanas. Desde hacía mucho tiempo atraía las miradas ávidas de todos los jóvenes de la fábrica, privados de sociedad femenina, y sentíase orgullosa y contenta por ello, con esa falta de pudor característica en las muchachas precoces.

Aquella división de empleos y de especialidades entre las cinco hermanas era muy conocida en la fábrica; un bromista llegó a declarar que el que quisiera estar de buenas con Zinenko, no tenía más que casarse con las cinco a la vez. Los ingenieros y los estudiantes, que iban la fábrica para ejercitarse en la profesión, consideraban la casa de Zinenko como un hotel, y allí se pasaban el día comiendo mucho, bebiendo más aún, pero evitando cuidadosamente caer en las redes matrimoniales.

La familia Zinenko no quería a Bobrov. La señora Zinenko, con sus gustos de pequeña burguesa, preocupada exclusivamente de las conveniencias mundanas, no soportaba a Andrey Ilich, cuyas observaciones críticas, muy malvadas a ve-