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No, nadie.

Tijon no volvía de su asombro.

—"Aber"... oye, Tijon; si viene esa señora cuando esté dormido, entonces... Comprendes?... Me despiertas... Espero a una señora... mi sobrinita...

No te olvides de despertarme...

Y volvió la cabeza hacia la pared. Permaneció así hasta una hora muy avanzada de la noche, moviendo lentamente los dedos sobre la sábana y mirando tan pronto a la pared opuesta como a la ancha ventana, por la que podía verse el cielo azul, sin nubes.

Mijalenko y Lidin—Baydárov, después de la violenta riña, se pusieron tranquilamente a jugar a las cartas. Mijalenko no tuvo suerte; perdió dos rublos y medio, lo que, con la deuda atrasada, formaba ya la respetable suma de dos mil rublos.

Se puso furioso y empezó a repasar la cuenta.

Después de un cálculo complicado se enfadó, y llamó tramposo a Baydárov. Los dos actores volvieron a reñir, y durante dos horas se llenaron de improperios y se acusaron de los más estupendos crímenes.

IV

Slavianov—Raysky no había salido desde por la mañana de su café favorito, el Cafarnaum. De pie, junto al mostrador, tenía entre los dedos una copita de "vodka" y, con su voz abaritonada de gran actor, hablaba con el dueño del café de losnegocios y de los viejos comediantes que en otro tiempo frecuentaban el establecimiento. Aquel