Página:El dios implacable - Kuprin (1919).pdf/142

Esta página no ha sido corregida
138
 

taba el nombre de "Cafarnaum", y volver al asilo completamente borracho.

El "Abuelo" permanecía acostado; tenía sus manos flacas, huesudas y amarillas como la cera, cruzadas sobre el vientre. Blanco todo él, con los cabellos blancos, inmóvil, sereno, parecía ahora más que nunca un santo de las estampas, preparándose a morir. Sus ojos apagados miraban sin cesar a la gran ventana, tras de la cual, sobre el cielo azul de otoño, se dibujaba la copa dorada de un tilo, mecida a impulsos del viento. Aún allí, en aquel salón, donde no se renovaba nunca el aire, presentíase el frío de fuera, adivinábase que el sol de otoño brillaba sin calentar y que las hojas caídas difundían un olor áspero.

Stakanich, sentado a la turca sobre su cama, colocaba cuidadosamente las cartas, ya viejísimas, sobre la sábana, componiendo con ellas juegos muy complicados. Completamente absorto, tan pronto fruncía sus largas cejas blancas, como balbuceaba palabras incomprensibles, con aire de gran preocupación, haciendo gestos de disgusto.

—Iván Stepanovich, acércate un poco—le dijo de pronto el "Abuelo" con voz débil.

—¿Qué ?—dijo el otro, volviendo la cabeza.

—Ven aquí un momento. Quiero hablar contigo.

—En seguida, "Abuelo". Voy a acabar... Ea, ya está. Ahora soy contigo.

Stakanich se sentó en la cama del "Abuelo".

Este miró largamente por la ventana, una vez más, el cielo azul, tranquilo y profundo; hizo lue-