¿Quién entonces ?
Se oyeron pasos; alguien se acercaba. Era la señora Zinenko. Al reconocerla, Nina dijo a Bobrov.
—Es mamá quien lo quiere.
La señora Zinenko, lanzando una mirada de desconfianza escrutadora sobre ambos, cogió a su hija por la mano.
—¿Por qué te has marchado?—dijo en tono de reproche. Te están buscando allí... No está bien eso de venirse a un sitio oscuro a charlar.., Si crees que es conveniente para una joven esconderse por los rincones con un hombre... Y usted, caballero—prosiguió volviéndose hacia Bobrov—, sino sabe o no le gusta bailar, no tiene derecho a impedir a las señoritas que bailen. Además, no está bien comprometerlas charlando con ellas en los rincones oscuros..se alejó, llevándose a Nina.
¡No tenga usted miedo!—gritó Bobrov a la señora Zinenko—. ¡Ya no hay nada que pueda comprometer a su hija!
Y se echó a reir, con una risa tan ruidosa y extraña, que la madre y la hija volvieron la cabeza sorprendidas.
—Lo ves ahora?—dijo la señora Zinenko—.
Bien te decía yo que es un cretino y un sinvergüenza. Le puedes escupir a la cara; que no hará más que reir.
Y añadió co voz más tranquila:
—Ahora mismo las señoras van a elegir sus