Página:El dios implacable - Kuprin (1919).pdf/106

Esta página no ha sido corregida
102
 

mi acabar de una vez, que no prolongar esta situación...

—¿Acabar qué? No comprendo lo que quiere usted decir.

Bobrov, con un gesto desesperado, se apretó fuertemente la sienes, que le dolían.

—No la comprendo bien. No finja usted. Existe algo entre nosotros que debe acabar. Hay entre nosotros tiernas palabras, llenas de promesas, declaraciones de amor. Hemos vivido hermosos instantes que nos habían ligado con lazos de ternura y afecto. No puede usted negarlo. Bien lo sé; quiere usted decirme que me engaño... Quizás tenga usted razón, pero... ¿por qué me ha invitado usted entonces a venir aquí para que habláramos a solas?

Nina se compadeció súbitamente de Bobrov.

—Sí, le rogué a usted que viniera aquí—dijo con la cabeza baja—, para decirle... para decirle que... que debemos separarnos para siempre...

Bobrov estuvo a punto de caer como si hubiera recibido un golpe en el pecho. Aún en la sombra pudo notarse que había palidecido intensamente.

— Separarnos?—balbuceó con voz ahogada—.

Nina Grigorievna, acaba usted de pronunciar una palabra terrible.

—Y sin embargo, me veo obligada a pronunciarla.

—Se ve usted obligada?

—Sí. No soy yo quien lo quiere.