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¿Qué ?, ¿has comprendido ahora? ¿Qué más quieres? No tengo ya más que decirte. Déjame pasar. No quieres? Bueno, entonces voy a bajar ahora mismo y trabarás conocimiento con mi látigo.

—Ya me voy, amigo! Un poco de paciencia.

Dime: ¿qué pensarías tú si el diablo se llevara al molinero, como se llevó al judío Iankel el año pasado?

—Eso me es igual. No lo lloraría. Por otra parte, estoy seguro de que un día el diablo se ha de llevar al molinero. Es fatal... Pero con eso no adelanto nada; necesito que me dejes pasar. ¿Me oyes? ¿O quieres absolutamente que te dé una buena lección de cortesía?

— Dios mío, y de qué mal humor estás! Bien, bien, puedes seguir tu camino.

—¿Ya está el paso libre?

—Si.

—Me alegro. ¡Hasta la vista!

Los bueyes echaron de nuevo a andar. Opanas reanudó su copla:

· "Los bueyes van andando lentamente y yo no puedo andar...

Ya me bebí las ruedas de mi carro, y el carro mismo he de beberme ya..." Pronto dejó de oirse el ruido de la carreta y la copla de Opanas.

Apenas se había extinguido la canción, cuando EL DIA A