todos los viajeros—se echó a llorar amargamente y se fué al patio.
Yo también me puse mi gorra y salí. La vieja seguía refiriendo, muy contenta y llena de alegría, su decisión de permanecer con su hija querida. Su voz me inspiraba un verdadero terror.
Jamás podré olvidar aquello...
205 Me marché a pie por el camino, sin darme cuenta de dónde iba. Después, Ivanov vino a buscarme con el carruaje y seguimos nuestro viaje..
VI
...Pues... Esto es todo. El jefe de Policía me denunció porque visitaba a los deportados políticos. El coronel de Kostroma hizo también un informe sobre mi intervención a favor de la señorita. Mi jefe se enfadó mucho y no quiso nombrarme sargento.
—No eres digno de ser sargento: te conduces como una vieja!
Esto me ha dejado completamente indiferente, y en nada he sentido haber caído en desgracia con mis jefes.
Desde entonces; siempre estoy pensando en la señorita: la estoy viendo como si estuviera viva ante mí, con su rostro enfadado, sus grandes ojos brillantes de cólera... Esa imagen me persigue...
¿No duerme usted, señor?...