Página:El día del juicio (1919).djvu/129

Esta página no ha sido corregida
125
 

estás muerto. No tienes necesidad de caballo.

Además, ¿no estás viendo que avanzas más rápidamente a pie que el tártaro a caballo? A caballo necesitarías mil años para llegar.

Entonces Makar comprendió por qué el tártaro se apresuraba a devolverle su caballo.

—¡Qué bribones son!—pensó.

Y se encaró con el tártaro:

—Bien; guarda el caballo; yo presentaré una demanda contra ti.

El otro, colérico, fustigó al caballo, que se enderezó e hizo ademán de andar más de prisa; pero, en realidad, no avanzaba nada.

—Escucha, amigo—dijo el tártaro a Makar—.

¿Tendrías, quizá, un cigarrillo? Quisiera fumar uno; hace más de cuatro años que no he fumado.

Quita de ahí!—respondió furioso Makar—.

¿Será bribón? Me ha robado mi caballo y ahora me pide cigarrillos. Revienta si quieres, que no he de llorarte.

Y se alejó.

—Has hecho mal en negárselo—le dijo el pope Ivan—. El gran Toyon te hubiera perdonado en el tribunal lo menos un centenar de pecados.

—¿Por qué no me lo has dicho antes?—preguntó Makar furioso.

—Después de muerto es ya tarde para aprender las cosas. Deberías haberlas aprendido en vida, por lo que te decían los popes.

Makar se puso de mal humor. ¡Los popes! Șabían muy bien coger el dinero; pero ni siquiera le Digitized 1