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El sueño de Makar


I

Makar vivía en Siberia, ese pobre país lejano, amortajado en nieve.

Su aldehuela, Chalgan, estaba perdida en la "taiga"[1] de Yakutsk. Los padres y los abuelos de Makar habían elegido en la "taiga" un pequeño trozo de terreno helado, y aunque estrechamente cercados por el bosque hostil, no desesperaron. En el calvero comenzaron a construir casitas, rodeadas de hayas, y labraron la tierra helada. Pronto fué aquello una pequeña aldea. Sobre la colina, en el centro de la aldea, apareció una iglesia, cuyo campanario ascendía con orgullo hacia el cielo. Algún tiempo después, Chalgan se convirtió en un gran pueblo.

Mientras los padres y los abuelos de Makar luchaban contra la “taiga", incendiando y derribando árboles, tornáronse salvajes, sin darse cuenta de ello. Casáronse con mujeres "yakutas", hablaron su lengua y adoptaron las costumbres del país.


  1. Se llama así el bosque virgen que se extiende millares de kilómetros sobre la Siberia oriental.