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un peso es mas pesado puesto al estremo de una gran palanca. Á medida que los grados de distancia se multiplican, la administracion se hace asimismo mas onerosa; porque cada ciudad tiene desde luego la suya, pagada por el pueblo; cada distrito tiene la suya, pagada tambien por el pueblo; y tambien la tiene cada provincia: añádanse á esto los gobiernos superiores, las satrapías, los vireinatos, que se han de pagar mas á medida que se sube, y siempre á costa del desgraciado pueblo; y en fin la administracion suprema que todo lo arruina. Tantos gravámenes agotan continuamente los recursos de los súbditos: léjos de estar mejor gobernados por todas estas clases, no lo están tanto como si solo hubiese una de ellas que fuese superior. Con tanto dispendio apenas quedan recursos para los casos estraordinarios; y cuando hay necesidad de ellos, el estado se halla siempre cerca de su ruina.

Aun hay mas; no solo tiene el gobierno menos vigor y prontitud para hacer observar las leyes, impedir las vejaciones, corregir los abusos, anticiparse á las sediciones que pueden estallar en parages remotos; sino que el pueblo tiene menos amor á sus jefes, á quienes jamás vé, á su patria, que es á sus ojos como todo el mundo, y á sus conciudadanos, cuya mayor parte mira como estranjeros. Las mismas leyes no pueden convenir á tan diversas provincias, que tienen costumbres diferentes, que viven bajo opuestos climas, y que no pueden sufrir la misma forma de go-