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Pero cuando los judíos sujetos á los reyes de Babilonia, y mas tarde á los de Siria, se obstinaron en no reconocer mas dios que el suyo; esta obstinacion mirada como una rebeldía contra el vencedor, les atrajo las persecucioues que se leen en su historia, y de las cuales no hay otro ejemplo antes del cristianismo [1].

Estando pues cada religion unida á las leyes del estado que la mandaba observar, solo se conocia un modo de convertir á un pueblo, y era el de sujetarle, ni habia mas misioneros que los conquistadores; y siendo la obligacion de mudar de culto, la ley que se imponia á los vencidos, era menester vencerlos antes de hablarles de ello. Lejos de que los hombres peleasen por los dioses, sucedia, como en los poemas de Homero, que los dioses combatian por los hombres; cada uno pedia á su dios la victoria, y la pagaba con nuevos altares. Los Romanos, antes de tomar una plaza, intimaban á los dioses de esta que la abandonaran; y cuando permitieron que los Tarentinos conservasen sus dioses irritados, fué porque entonces consideraron á estos dioses como sometidos á los suyos y obligados á prestarles homenaje. Hacian que los vencidos reconociesen sus dioses, del mismo modo que les co-

  1. Es evidente que la guerra de los Fenicios, llamada sagrada, no fué una guerra de religion. Su objeto fué castigar sacrílegos, y no someter incrédulos.