muy distantes son igualmente fuera de su capacidad: cada individuo no gustando sino de aquel Gobierno que tiene relacion con su interes particular, no percibe fácilmente las ventajas que debe sacar de las privaciones continuas que imponen las buenas leyes. Para que un Pueblo naciente pudiese gustar de las vanas maximas de la Política, y seguir las máximas fundamentales de la razon de Estado, seria necesario que el efecto pudiese venir a ser causa, es decir que el espíritu social que debe ser la obra de la institucion, presidiese á la institucion misma, y que los hombres fuesen antes de las leyes lo que deben ser en virtud de ellas. Así pues el Legislador no pudiendo emplear ni la fuerza ni el razonamiento, es forzosa que recurra á una autoridad de un otro órden que pueda arrastrar sin violencia, y persuadir sin convencer. Ve aquí lo que ha obligado en todos tiempos á los Padres de las Naciones á recurrir á la intervencion del Cielo, y á honrar á los Dioses con su propia sabiduría, afin que los Pueblos sumisos á las leyes del Estado como á las de la naturaleza; reconocieran el mismo poder en la formacion del hombre y en la de la Ciudad, y obedecieran con libertad, y llevaran dócilmente el yugo de la felicidad pública.
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SOCIAL.