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EL CONTRATO

y todo se dirige á un mismo objeto. Aquí no hay movimientos opuestos que mutuamente se destruyan, y no se pueda imaginar otra suerte de constitucion en la que un pequeño esfuerzo produzca una accion mas considerable. Archímedes sentado tranquilamente en las riberas del mar, y lanzando un gran navío á las olas, se me figura un Monarca hábil, gobernando desde su Gabinete sus vastos Estados, y haciéndolo mover todo pareciendo inmóvil.

Pero si no hay Gobierno alguno que tenga mas vigor que este, tampoco hay ninguno donde la voluntad particular tenga mas imperio y donde domine mas fácilmente: todo se dirige á un mismo objeto, es verdad; pero este objeto no es el de la felicidad pública; y la fuerza misma de la Administracion se inclina sin cesar al perjuicio del Estado.

Los Reyes quieren ser absolutos, se les grita desde léjos que el único medio de serlo, es haciéndose amar de sus Pueblos. Esta máxima es muy buena y verdadera tambien por ciertos respetos, pero por desgracia se hará siempre burla de ella en las Cortes. El poder que proviene del amor de los Pueblos, es sin duda el mas grande; mas es precario y condicional, y jamas los Príncipes se contentarán con