Tenemos al presente dos personas morales muy distintas, á saber: el Gobierno y el Soberano, y por consiguiente dos voluntades generales, la una por respeto á todos los Ciudadanos, y la autra solamente por lo tocante ó los miembros de la Administración. Así aunque el Gobierno pueda reglar su política interior como le acomode, no puede jamas hablar al Pueblo sino en nombre del Soberano, es decir, en nombre del mismo Pueblo por que esto es preciso no olvidarlo jamas.
Las primeras Sociedades se gobernáron aristocráticamente: Las cabezas de las familias deliberaban entre sí de los negocios públicos. La gente jóven cedia sin pena á la autoridad de la experiencia. De aquí provienen los nombres de Presbíteros, Ancianos, Senado, etc. Los Salvajes de la América Septentrional se gobiernan todavía de este modo, y estan muy bien gobernados.
Pero á medida que la desigualdad de institucion sobrepujó á la natural; la riqueza