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EL CASAMIENTO DE LAUCHA

— Se mi hace que l'incomoda la humadera, amigo, y que no ve lo maceta que mi han puesto los años... Y cómo será cuando tuavía no gastábamos más leña que la de oveja, ni pitábamos más que naco ó cuerda, y yo era viejón y duro de coyunturas!.. No friegue pues, mocito.

Yo me eché á reir. El viejo, después de estarse callado un rato, siguió con los cuentos de la patrona.

—Dende que murió el finau, que Dios tenga en gloria, doña Carolina anda como pan que no se vende. A esa moza—porqu'es moza tuavía,—le falta algo, está claro! Y la verdá que anqu'es trabajadora y se levanta al alba, la esquina suele ser de mucho trajín p'a ella sola, pobrecita...

Chupó tranquilamente el mate, y después siguió:

—Y es buenaza la patroncita... Cuando vivía el finau, todo era mimos y comiditas...