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EL CASAMIENTO DE LAUCHA

ña ó baquía para hacer lo que les da la gana á lo mosca muerta, sin que nadie diga nada. ¡No, y de no!

Unos juegan y se maman en los clubs, sin dar que hablar, y pelean en los duelos, á vista y paciencia de los policianos, y hacen lo mismo que hice yo, y peor, que, como ellos lo hacen, no parece tan malo y nadie les saca el cuero...

En fin, ¡qué tanto servir á usted p'a decir cómo le va!—El caso es, que el droguis y la jugarreta, me volvieron á agarrar de lo lindo, y como, de sonso, sabía jugar bástante en trinquis¿ todo el mundo me aprovechaba como á una criatura! Así se fué, detrás de la platita guardada, el campito de Carolina. ¡Pero qué agarrada la de ese día, santo Dios! La gringa,— ¿querrán creer?—hasta me arañó la cara, que anduve una punta de días medio cebruno...

—¡Mira, gringa!—le grité—¡No sabes lo que haces! ¡El día menos pensado, ya verás!...