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los que se oponen a la guerra son unos canallas. Yo le he contestado que eso no le impide aprovechar sus relaciones para que su hijo no tome parte en la campaña, y se ha puesto furioso...

— Le has contestado eso al profesor?... ¡Ah Kolia, Kolia, nos vas a perder a todos! ¿Estás loco?

—Le he contestado eso, porque es verdad. Que me expulsen si quieren. No necesito su diploma, que, al cabo, no es imprescindible para entrar en la Universidad. Con sufrir los exámenes...

Yo estaba fuera de mí.

—¿Así es que todas mis fatigas, todo lo que he hecho por ti no servirá de nada?

—No ha de servir? Gracias a lo que he aprendido, es decir, gracias a usted, comprendo ahora la vida... pero no quiero humillarme. Me exigen que le pida perdón al "Mico", y yo no se to he de pedir.

Alcé los ojos al icono de la Virgen de Kazan, me persigné, y dije: —¡Por la Virgen, Kolia, ten piedad de nosotros!

¡Si vieras cómo sufro! Le pedirás perdón a tu profesor, ¿verdad?

—No, no puedo. No me pida usted lo imposible. Tal vez no me expulsen. Sería demasiado cruel, faltándome sólo seis meses para terminar mis estudios. Hablemos de otra cosa, papá. Sería inútil seguir hablando del asunto. Confiemos en que todo se arreglará...