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tengo derecho a discutir. Y no discuto. Tengo mis ideas, sé lo que dan de sí los señores de alto copete, y eso me basta. Sólo Kolia podría comprenderme. ¡Cuántas veces, viendo las cosas que suceden, pienso que hablaba como un libro cuando nos escandalizaba con sus protestas! ¿Cómo podía saber tanto a su edad?

Nuestro restorán prospera. Su lujo ha aumentado. Se ha enriquecido el decorado de los salones con mármoles y maderas doradas. La orquesta, que sigue bajo la dirección de Kapuladi, consta ahora de cuarenta y cinco damas. En los gabinetes secretos se han hecho también muchas mejoras: las cortinas y las alfombras son ahora regias; el alumbrado de cada gabinete es de un color distinto verde, rojo, azul pálido... para que los clientes puedan divertirse a la luz que más les apetezca. A tales gabinetes acude ahora más gente que antes de la guerra.

Nuestra parroquia es, en la actualidad, más numerosa que nunca. La gente que se ha enriquecido con la guerra abunda entre nuestros parroquianos. Y los antiguos siguen favoreciéndonos. Se dan banquetes con frecuencia. Y, como es natural, se discursea de lo lindo. Con eso no se le hace daño a nadie y se facilita la digestión. A toda hcra se oye el zumbido de los discursos. ¡Que hablen lo que quieran! Me es igual...

FIN