Página:El camarero (1920).pdf/204

Esta página no ha sido corregida
200
 

azul en el bolsillo alto ae la americana. Estuvo muy fino conmigo.

—Su hija de usted—me dijo—será una buena cajera. Necesitamos empleadas instruídas, que estemos seguros de que no se equivocarán en las cuentas... Es usted comerciante ?

Le contesté que era corredor de máquinas de coser; no quería dejar por embustera a Natacha, que había ocultado, como a todo el mundo, mi verdadera profesión.

Cuando volví a casa la reñí por aquel embuste. Pero ella me replicó con sequedad: ¡No quiero que se sepa que es usted camarero! Podría perjudicarme.

Se había hecho tan soberbia, que ya no nos respetaba ni a su madre ni a mí.

Al volver yo una noche del restorán, mi mujer me entregó un bastón muy majo, con puño de plata.

—Mira—dijo—, es un regalo de Natacha. La pobre es muy buena, a pesar de sus defectillos.

El bastón era magnífico.

—Le ha costado cinco rublos, el precio de fábrica. Se venden mucho más caros. Ha pedido un adelanto en la caja. A mí también me ha hecho un regalo: este sombrero. También le ha costado cinco rublos.

Y Niucha se puso el sombrero y se miró al espejo.

La bondad de Natacha me enterneció. Era una muchacha un poco arrebatada, pero de muy buen fondo.