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extranjero hasta los cocheros se preocupan de tal política, y por eso es rico todo el mundo.

Durante una sola semana gané, gracias a la operación referida, cuarenta y cinco rublos. Algunos días después leí en el periódico que las acciones habían subido de nuevo. En un día había ganado sesenta rublos.

Era domingo. Me sentía tan feliz, que experimentaba la necesidad de ser amable con todo el mundo. Sobre la mesa esperaba nuestra acometida un hermoso pastel. Cuando nos disponíamos a almorzar, volvió de la calle nuestro nuevo huésped.

XIV

Aunque hacía bastante frío, nuestro huésped llevaba un gabancillo muy usado, que maldito lo que le abrigaba. Yo pensé: "Nosotros, a Dios gracias, vivimos bien, no padecemos hambre ni frío, y esta pobre gente carece de todo." ¡Sin embargo, era una pareja muy simpática!

El era casi un niño—no tenía aún veinticinco años, enjuto, moreno, de ojos tristes. Ella, sólo tenía diez y ocho años y era rubia como las candelas. Vivían los dos en el mismo cuarto, a pesarde no estar casados. ¡Allá ellos! El vendía libros, ella estudiaba en una escuela superior. Toda su fortuna consistía en un cajón de libros, unos almohadones y unas colchas. Nosotros les alquilamos con la habitación una cama y un sofá. Kolia