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res más. Estoy contigo. Acuérdate de mí y estaré contigo, pues nos hemos amado durante un instante muy corto, pero que supera a la eternidad Piensas en mí? Piensas en mí? Percibo tu llanto, y tus lágrimas ponen una dulzura en mi reposo eterno..." Yenny Reiter acabó de tocar; salió al jardín y se acercó a Vera.

—¿Qué te pasa?—le preguntó al verla llorar.

Y Vera, con los ojos brillantes de lágrimas, empezó a besar febrilmente el rostro, los labios y los ojos de Yenny, diciendo:

Gracias a Dios! Ya estoy tranquila... ¡Me ha perdonado!...