Página:El brazalete de rubíes - Kuprin (1920).pdf/112

Esta página no ha sido corregida
112
 

sado, celoso. Tú también consideras a la mujer que amas como un propietario mezquino, egoísta.

Seguramente cualquier día nos encontraremos en el camino que pienso seguir toda mi vida. Y en nombre de nuestro amor pasado, te ruego que nada me preguntes, que no me pidas ninguna explicación, que no me hagas reproches y que no pretendas que nos reconciliemos. Ya sabes que nunca renuncio a mis decisiones.

No creo necesario repetirte que lo que te he contado del barco no ha ocurrido jamás.—Elena."