Página:El brazalete de rubíes - Kuprin (1920).pdf/107

Esta página no ha sido corregida
107
 

Es como si me preguntases si te seguiría queriendo al verte desfigurada por la viruela o con una pierna cortada por el tren. Si, en efecto, un canalla te hubiera violado—¡todo es posible en nuestra época!, yo apoyaría tu pobre cabeza en mi pecho, como lo hago ahora, y te diría: "¡Pobre niña! Te compadezco con toda mi alma como tu marido, tu hermano, tu único amigo, y haré con mis besos desaparecer todo el lodo con que han querido cubrirte." Reinó un largo silencio. Luego dijo él:

—Cuéntamelo todo.

Y ella comenzó:

—Supón que... Pero no olvides, Sergio, que no es más que una suposición... Supón que durante la noche he sido presa a bordo de un terrible acceso de mareo...

Y con todo lujo de detalles, sin omitir nada, le contó cuanto le había sucedido la noche anterior.

Mas de cuando en cuando intercalaba en su relat» las palabras siguientes: "Ya sabes que no es más que una suposición. No vayas a creer que todo esto ha ocurrido realmente; no es más que una suposición. Invento todos los horrores que pue le forjar mi fantasía." Cuando calló, preguntó él con voz dulce, casi solemne:

— Ha ocurrido en efecto todo eso? ¿Todo es es verdad? Yo no tengo ningún derecho a acusarte ni a perdonarte. Tú no eres responsable sino de una estúpida pesadilla nocturna. ¡Dame la mano!