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Una es la complicada; que toda está entretegida de revolucion y reconocimiento. Otra es la lastimosa; como los Ayaces[1], y los Ixiones[2]: la tercera es la característica[3]; como las Ptiótidas y el Peléo: la quarta es la simple; como las hijas de Forcio, y el Prometéo, y qualesquiera sugetos infernales[4]. A la verdad un Poeta debe hacer todo lo que pueda por adquirir quantas mas y mayores perfecciones le sean posibles, atento que vivimos en un tiempo en que no perdonan nada á los Poetas: porque ha biendo florecido Poetas excelentes en cada una de estas partes, pretenden que uno solo se haya de aventajar á todos en la excelencia propia de cada uno. Lo que sí es demanda justa; que no se diga ser otra la Tragedia, siendo la misma ni mas ni ménos que si fuese la misma fábula[5]. Y esto se verifica de las que tienen el mismo enláce y desenláce. Tambien hay muchos que enlázan bien, y desenlázan mal: pero es preciso que ambas cosas merezcan siempre aplauso[6]: y que no se haga de la Tragedia un poema épico. Llámo aquí poema épico un compuesto de muchos cuentos: como si uno quisiese meter toda la Iliada en sola una Tragedia: pues en ella, por ser tan dilatada, las partes guardan la magnitud correspondiente: pero en los Actos dramáticos lo prolijo es contra la opinion recibida. En prueba de esto, quántos han tomado por asunto la conquista entera de Troya, y no por partes[7] como Eurípides en la Niobé y la Medéa (al revés de lo que hizo Esquílo): ó son reprobados, ó salen mal en el certámen; y así es que Agatón cayó en nota por esto solo. En las revoluciones[8], y en las acciones sencillas se logra lo que se desea por maravilloso, por ser esto de suyo trágico y agradable. Lo qual sucede quando un hombre sagáz, pero malo, es engañado,