Esceptúanse de esta regla los peones que, marchando de frente, comen de costado; esto es, marchando como torre, comen como alfil.
Cuando una pieza enfila al rey en disposicion de poder ocupar su lugar á la siguiente jugada, y, por consiguiente, tomarlo, que es el fin de la partida, es preciso amenazarle diciéndole jaque.
Puesta en peligro una pieza, se la salva, ó desviándola, ó interponiendo una que cubra la enfilada, ó destinando otra en su defensa, en cuyo caso, si aquella fuere tomada, esta tomaria á la agresora. De estos tres medios de defensa no hay sino dos contra el caballo, pues, saltando como lo hace, no cabe cubrir su enfilada.
El rey no puede emplear el medio de buscar defensa en otra pieza, pues ninguna vale lo que él: sus modos de salvarse son cubrir ó retirarse, y contra el caballo retirarse solamente.
No obligando el comer piezas, se dejan si están defendidas, ó se defienden si no lo están, siempre que la que ataca valga tanto como la amenazada, pues si valiese esta mas, aquella se sacrificaria por su captura: por ejemplo, si un alfil ataca á una torre, esta no debe defenderse, pues el caballo se entregaria á trueque de tomarla, sino que debe huirse ó desviarse.
El rey puede enrocar, cuando entre él y una torre no haya pieza, alguna, ni ninguna de las dos se haya movido, ni pasen por jaque, ni estén ó que-