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XXIV
Se vé, pues, que autoridades muy respetables sostienen que el elefante es la pieza de que hablamos, y no la torre, como con menor probabilidad suponen los mas de los inteligentes. Mas, ni esta ni las otras denominaciones espresan puntualmente los oficios del alfil en juego, y eso es lo que principalmente embaraza en la eleccion de pareceres.
dacia en el combate y de con Curcio que se arrojó á una sima por salvar á Roma, se queja de aquel epiteto en estos versos:
«Le vulgaire, jaloux de toute rennomée,
»du titre de folie á payé leurs exploits.»