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XVIII

bradodice, refiriéndose al panegirista de Philidor, que, en España, bajo Felipe II, era muy frecuente desafiarse al ajedrez pueblos enteros; y añade de su cuenta, para probar la estima que tiene fuera de España, que lo juegan hasta los artesanos, y que él nunca pudo ganar á una aldeana habanera.

Desafíos como los de España se han verificado fuera de ella, pero mucho mas ostentosamente en nuestros dias. En 1836 dirigió un reto la Francia á la Inglaterra, y obtuvo Saint-Arnaud una muy porfiada victoria contra Staunton[1], habiéndose pintado por Marlet y y litografiado por Lachmleim un cuadro que representaba esta interesante contienda, asistida de unos treinta inteligentes. En 1851, con ocasion de la esposicion universal de Lóndres, hablaron los periódicos ingleses, franceses y alemanes de un congreso de jugadores, compuesto de comités nombrados solemnemente por los clubs de casi todas las naciones para darse cita en los salones de Hide-Parck.

No es estraño que en juego, que, á sus muchas dificultades, capaces de encender todo amor propio, reune ese aire distinguido de que todos le han rodeado, se sobre-excite el interés hasta un punto maravilloso. De un príncipe se lee que, vencido en una partida por su hermano, le abrió la cabeza con el tablero: de un jugador francés se ha referido en nuestros dias que, empezada, creemos que en Lón-

  1. Debe de ser el actual presidente del club de Liverpool.