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De Leonardo de Vinci — 51

medio grado que vale tanto como uno del aire de arriba. Luego el cálculo hecho es evidente; porque A C vale dos grados de grueso del aire de encima, y el medio grado B C vale un entero del mismo aire; por lo que tenemos ya tres grados, valor del dicho aire, y otro cuarto que es B E. A H tiene cuatro grados de aire grueso; A tiene también cuatro, que son dos de A F, y dos de F G; A E tiene otros cuatro, dos de A C, uno de C D, que es la mitad de A C y de aquel mismo aire, y otro entero en lo mas sutil del aire: luego si la distancia A E no es dupla de la distancia A G, ni cuádrupla de la A H, queda solo con el aumento de C D, que es medio grado de aire grueso, que vale un entero del sutil: y queda demostrado que el color H G E no se varía aunque mude de distancia.


§ CVII.

De la perspectiva de los colores.

Puesto un mismo color á varias distancias y siempre á una misma altura, se aclarará á proporción de la distancia que haya de él al ojo que le mira. Pruébase asi: sea E B C D un mismo color; el primero E á dos grados de distancia del ojo A; el segundo B á cuatro; el tercero C á seis; y el cuarto D á ocho, según señalan las secciones de los circulos de la línea A R. Sea A R S P un grado de aire sutil, y S P E T un grado de aire grueso: síguese de esto que el primer color E llega al ojo pasando por un grado de aire grueso E S, y por otro no tanto S A: el color B llegará pasando por dos grados de aire grueso y dos del mas sutil: el C por tres grados del un aire y tres del otro, y el D finalmente por cuatro del grueso y cuatro del sutil: con lo cual queda probado, que la proporción ó diminución de los colores es como la de sus distancias á la vista; lo cual solo sucede en los colores que están en una misma