§ XIX.
Nunca debe el Pintor desdeñarse de escuchar el parecer de cualquiera, mientras dibuja ó pinta; porque es evidente que el hombre, aunque no sea Pintor, tiene noticia de las formas del hombre, y conoce cuando es jorobado, si tiene la pierna demasiado gruesa, ó muy grande la mano, si es cojo, ó tiene cualquier otro defecto personal: y pues que el hombre puede por sí juzgar de las obras de la naturaleza, ¡cuánto mas bien podrá juzgar de nuestros errores!
§ XX.
El que crea que en su imaginación conserva todos los efectos de la naturaleza, se engaña; porque nuestra memoria no tiene tanta capacidad; y asi en todo es menester consultar con el natural cada parte por sí.
§ XXI
Siempre debe anhelar el Pintor á ser universal, porque si unas cosas las hace bien y otras mal, le faltará todavia mucha dignidad, como á algunos que solo estudian el desnudo, segun la perfecta proporción y simetría, y no advierten su variedad: porque bien puede un hombre ser proporcionado, y ser al mismo tiempo grueso, alto, algo bajo, delgado ó de medianas carnes; y asi el que no pone cuidado en esta variedad, hará siempre sus figuras de estampa, y merecerá gran reprensión (Nota I).