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de Leon Bautista Alberti — 255

violencia alguna: considerará la postura del que está de pie, y en fin, no debe haber parte en toda la figura de que no tenga noticia, y de quien no sepa el oficio y la proporción, eligiendo siempre entre todas, no solo las mas propias y semejantes, sino las mas bellas. El antiguo Pintor Demetrio se aplicó mas á expresar los objetos con la mayor propiedad que podia, que á elegir lo mas bello y agraciado. Por esta razón se han de escoger entre todas las figuras aquellas partes mas bellas y proporcionadas, poniendo todo el cuidado posible en saber en qué consiste la verdadera belleza para ejecutarla en todo. Esto es sin duda sumamente dificil, porque nunca se encuentran en un solo sugeto todas las perfecciones de la belleza, sino que están repartidas en todos; pero por lo mismo es preciso estudiar con el mayor conato por aprenderlo, pues el que sepa las cosas de mas sublimidad y se ejercite en ellas, hallará suma facilidad en las otras cuando se le ofrezca practicarlas. No hay cosa por dificil y abstracta que sea, que no se pueda alcanzar á fuerza de estudio y práctica: pero para que el estudio no sea inútil ó pernicioso, es menester huir de lo que hacen algunos, que buscan la alabanza y el crédito trabajando guiados por su propia fantasía, sin sujetarse á considerar y mirar el natural; pues estos no aprenden á pintar bien, sino se sueltan la mano para desatinar. La idea de la verdadera belleza no solo no se deja descubrir por los ignorantes, sino que aun los que saben la disciernen con dificultad. Zeuxis, Pintor famoso, y el mas sabio y de mayor destreza, cuando tuvo que pintar la tabla, que se habia de exponer al público en el templo de Diana, lejos de fiarse de su propio ingenio, como hacen casi todos los Pintores de estos tiempos, antes de ponerse á pintar de pura imaginación, pensó que para hacer una cosa totalmente bella, no solo no podia él idearla