Página:El Tratado de la Pintura.djvu/353

Esta página ha sido corregida
de Leon Bautista Alberti — 237

pájaros, caballos y corderos, edificios &c., y en fin siempre que la abundancia y diversidad de objetos sean apropiadas al asunto, será laudable; pues á los que lo miran se les pasa el tiempo, considerando cada cosa de por sí, embelesados con la gracia y la fecundidad de la idea del Pintor. Esta abundancia debe ir, en mi dictámen, adornada y llena de variedad grave y moderada, según la dignidad ó lo reverente del asunto. Nunca alabaré á aquellos Pintores, que para manifestar que no tienen escasez de ideas, y para que en sus cuadros no quede lugar vacío, no se quieren limitar á una composición arreglada, sino que van esparciendo por todo el lienzo las figuras, sin orden y confusamente, y asi en vez de representar la historia el asunto que se quiere, solo representa una junta tumultuosa; pues tal vez requiere un asunto pocas figuras, y asi como las pocas palabras, con tal que sean sentenciosas, dan magestad á un Príncipe, asi también en una historia un razonable número de figuras causa dignidad, y en su variedad puede haber gracia. No me gusta de ningún modo la soledad en un cuadro, pero tampoco me agrada la multitud de figuras que le quitan la dignidad. Yo quisiera que en un cuadro se observase la práctica de los Poetas trágicos y cómicos, que en sus composiciones solo introducen las personas necesarias; y asi en mi dictámen ninguna historia ha de tener tanta multitud y variedad de cosas, que no puedan todas expresarse debidamente con nueve ó diez figuras; asi como Varron, que en sus convites, para evitar la bulla y confusión, nunca juntaba mas de nueve personas. Siendo, pues, tan agradable la variedad, hará este efecto una pintura cuando todas las actitudes y posturas de las figuras sean diferentes Unas se pondrán de modo que se miren de frente con las manos levantadas, trasparentandose