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de Leon Bautista Alberti — 221

como casi nunca se encontrará alhaja, por preciosa que sea, á la que no añada mucho mas valor la forma que la da la Pintura, esto es, su dibujo. El marfil, los anillos y todas las cosas preciosas y estimables se hacen aun mucho mas preciosas por la mano del Pintor. El oro que se halle adornado por la Pintura tiene mas valor que el oro mismo; y aun el plomo que es entre todos los metales el mas bajo, si tiene la forma de una estatua que hubiese hecho Fidias ó Praxiteles valdría sin duda mas que otro tanto oro ó plata sin labrar. El Pintor Zeuxis regalaba sus obras, porque decía que con ningún precio se podian pagar; pues en su dictámen no podia haber en el mundo paga con que satisfacer al que era como un Dios entre los mortales por la perfección con que pintaba ó esculpía las producciones de la naturaleza. Es prerogativa de la Pintura el que sus diestros profesores no solo sean alabados, sino reputados como muy semejantes á los Dioses. ¿Pero no es la Pintura la Maestra de todas las artes, ó por lo menos su principal ornamento? ¿De quién tomó la Arquitectura los cimasios, los capiteles, las basas, las columnas, las cornisas y todos los demás adornos que sirven para hermosear un edificio, sino de la Pintura? ¿Quién dio reglas, ó quién pudo enseñar el arle del Tallista, Carpintero, Evanista, Zapatero y demás oficios mecánicos, sino la Pintura? De modo, que por bajo que sea el arte ú oficio, ninguno se encontrará que no dependa de la Pintura; por lo cual me atrevo á decir que ella es quien da el gusto y ornato que se halla en cualquiera cosa. Entre los antiguos fue tan honrada esta arte, que siendo asi que á casi todos los artífices les llamaban Fabri en la lengua Latina, solo el Pintor tenia nombre diferente. Por lo cual muchas veces he dicho en presencia de algunos amigos que el inventor de la Pintura