través. Hecho esto, señalo un punto, adonde se ha de dirigir principalmente la vista, dentro del rectángulo, el cual ocupará el mismo sitio en que debe insistir el rayo céntrico, por lo que le llamo punto del centro. Este punto se colocará en parage conveniente, no mas alto que la altura que se señala á las figuras en aquel cuadro; con lo cual tanto los objetos pintados, como quien los mira parece que están en un mismo plano. Señalado el punto del centro, tiro rectas desde todas las divisiones de la línea de la base á él, las cuales me demuestran el modo con que se van disminuyendo las cuantidades que miro al través, cuando me hallo en la precisión de llegar con los objetos hasta el último término del cuadro. Lámina V.
Algunos tirarían una paralela á la línea de la base del rectángulo, ya dividida, y dividirían ademas en tres partes iguales el espacio que comprenden las dos rectas. Luego tirarían otra paralela á la segunda de tal suerte, que el espacio comprendido entre la base y la primera paralela dividida en tres partes, exceda toda una parte al otro espacio que quede entre la primera y segunda paralela. Después tirarían otra paralela observando la misma regla en la distancia; y aunque estarán persuadidos estos de que caminan con dirección segura en este modo de pintar, en mi sentir van no poco errados. Porque como la primera recta la tiran á discreción, aunque las otras paralelas estan con regla cierta, no por eso tienen lugar fijo y determinado del cúspide de la pirámide para poder bien ver el objeto, de lo cual provienen muchos errores en la Pintura. Añádase á esto que dicha regla seria falsa siempre que colocasen el punto del centro mas alto ó mas bajo de lo que fuese la altura de las figuras; pues todos los inteligentes convienen en que ninguna cosa pintada y copiada del natural