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212 — Tratado de la Pintura

Gelio que era de estatura procer, tanto que sobresalía entre todos. No hubo diferente proporción entre los miembros de Hércules que entre los del gigante Antéo; y asi como en cada uno de estos correspondía la mano al codo, y el codo á la cabeza y demás miembros con igual medida entre ellos; lo mismo sucederá en nuestros triángulos, entre los cuales habrá un cierto género de medida, por la cual los pequeños corresponderán á los grandes en todo menos en el tamaño. Entendido esto bien diremos, según la proposición matemática contraída á nuestro asunto, que la sección de cualquier triángulo, siendo paralela á la base, forma un triángulo semejante, como dicen, al triángulo mayor, y según nosotros proporcional. Y por consiguiente en todas aquellas cosas que son entre sí proporcionales, sus partes son también entre sí correspondientes; y cuando los todos no son correspondientes, tampoco las partes serán proporcionales. Las partes del triángulo visual, esto es, las líneas son rayos, los cuales en la visión de cuantidades proporcionales en la Pintura, serán iguales en cuanto al número; y en las que no sean proporcionales, no serán iguales: porque una de las cuantidades no proporcionales ocupará tal vez mas número de rayos ó menos. Sabido, pues, ya de qué modo es proporcional un triángulo menor á otro mayor, y teniendo presente que la pirámide visual se compone de triángulos; contráigase todo nuestro discurso y explicación que hemos hecho de los triángulos á la pirámide, y téngase por cierto que ninguna de las cuantidades vistas en la superficie, si son paralelas á la sección, hace alteración alguna en la pintura; porque son verdaderamente cuantidades equivalentes y proporcionales en toda sección paralela á sus correspondientes. Lo cual siendo asi, se sigue que la pintura no padece alteración alguna en sus dintornos,