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210 — Tratado de la Pintura

que por ella penetrase la pirámide visual, con cuyo medio se viesen distintamente los cuerpos verdaderos con intervalo determinado y fijo, con segura posición del rayo céntrico, y con luz permanente en sus lugares debidos. Que esto es asi lo acreditan los mismos Pintores, cuando se retiran de la obra que trabajan para considerarla desde lejos, pues entonces guiados por la misma naturaleza van buscando el cúspide de la pirámide, juzgando que desde tal sitio descubrirán y podrán hacer mejor juicio de la pintura. Y como esta sea solo una superficie de tabla, ó una pared, en donde procura el Pintor representar muchas y varias superficies y pirámides comprendidas en una sola pirámide grande, será necesario que se corte en alguna parte esta pirámide visual, para que en este sitio pueda expresar el Pintor con líneas y colores los dintornos y colorido que demuestra la dicha sección ó corte. Siendo esto asi los que miran la superficie pintada, ven el corte de la pirámide: por lo que el cuadro pintado será la sección de la pirámide visual con determinado espacio ó intervalo, con su centro y luces particulares, representado todo en una superficie con líneas y colores. Sentado, pues, que el cuadro pintado es la sección de la pirámide, es menester investigar todos los medios por donde se pueda percibir distintamente cuanto se halle en dicho cuadro ó sección. Hablaremos otra vez de las superficies, desde las cuales se ha demostrado ya que salen las pirámides que se han de cortar con la pintura. De estas superficies unas estan tendidas en tierra, como los pavimentos ó el espacio que hay entre los edificios, ó algunas otras que están igualmente distantes de dichos espacios. Otras superficies están verticales como las paredes y demás superficies, cuyos lineamentos siguen la misma dirección que las paredes. Dícese que tales